India acaba de sobrellevar un aislamiento social obligatorio de 125 días, que recién se levantó en el mes de julio. La situación en el segundo país más poblado de la tierra fue en parte caótica, máxime que el gobierno dictó el aislamiento estricto sin aviso previo. KOLPING India intentó paliar la emergencia y ayudar con muchos asistentes voluntarios: Los miembros en estado de necesidad recibieron paquetes con productos alimenticios para una semana.
De esa forma, se les pudo ayudar a un total de 3.450 personas. Más de 600 asistentes de salud que se ocuparon de enfermos, recibieron guantes de protección, barbijos y spray desinfectante. Entre estos asistentes también había una gran cantidad de voluntarios que eran miembros Kolping. Además, la asociación distribuyó otros 1.600 barbijos entre la población. El hecho de que muchos jornaleros y familias sin recursos no murieran de hambre se lo deben a las ollas populares que organizó KOLPING en India.
“Trabajo como empleada doméstica, pero mi empleador tenía miedo de un contagio”, informa Selin Pappachan de Chandiroor. De un día para el otro se quedó sin ingresos. Esto fue especialmente grave para la familia porque esta mujer de 53 años tiene que procurar ella sola el sustento para sus hijos y para su marido enfermo. “Nos quedamos sin comida y teníamos miedo de morirnos de hambre. No olvidaré nunca la ayuda de KOLPING y voy a orar siempre por ustedes”, dice, agradecida.
Puthu Dev, de Assam, tiene 41 años y vive de la venta ambulante, ofreciendo ropa de puerta en puerta. De la noche a la mañana, se quedó sin ingresos, sin dinero, y entró en estado de desesperación. “El aislamiento preventivo destruyó todos mis sueños y mis planes. Pero las comidas que me brindó Kolping me mostraron que aún existen cosas buenas en el mundo”.
La situación en India sigue siendo tensa. El coronavirus se sigue expandiendo y la Oficina Nacional KOLPING con sede en Chennai sigue estando en la “zona roja”, es decir en zona de alto riesgo.
