Nuestras vidas se vieron enriquecidas. Nos hicimos nuevos amigos en Burundi y Ruanda y aprendimos mucho: buen humor, modestia y gratitud. Conocernos mutuamente hace posible la paz. A la gente le gusta vivir en su país, se alborozan y proyectan su futuro, desarrollan ideas, son laboriosos, disciplinados y alegres y comparten lo que tienen. También en Alemania las acciones nos permiten encontrar personas bondadosas, activas y abiertas que se comprometen a favor de los demás. Cada encuentro nos alegra. Nuestra fe se vuelve tangible y real.
Ines y Thomas Hübner, Familia Kolping Plochingen
