En Oituz/Rumania, ahora se puede concurrir a una cabina telefónica no para hablar por teléfono sino para comer. La juventud Kolping dispuso una vieja cabina telefónica delante del centro social y de formación, la pintó y la reconvirtió en depósito de alimentos para personas necesitadas.
Como si se tratara de un armario público para libros, en la cabina telefónica se donan alimentos y quien quiera puede servirse. Hay harina, azúcar, fideos, aceite, latas de tomate – en tiempos de coronavirus la pobreza crece considerablemente entre la población. Pero también hay muchas personas que donan alimentos.
La juventud Kolping dispone en cajas lo que excede el espacio de la cabina telefónica y lo distribuye entre familias carenciadas o entre personas ancianas que viven solas. ¡Un gesto de solidaridad bello e importante en tiempos difíciles!
