NEWS

Impulso para el 1º de mayo de 2023

Día del Trabajador conmemoración de San José Obrero

Estimados hermanos y hermanas Kolping:

Prácticamente ninguno de nuestros aproximadamente 400.000 miembros Kolping puede vivir en esta tierra sin trabajar. Muchos han trabajado hasta una edad avanzada, muchos otros aún tienen su vida laboral por delante.

El trabajo en el mundo laboral, el trabajo en la familia, el trabajo asistencial y el cuidado de los demás y también el trabajo voluntario mantienen nuestro mundo andando y garantizan la vida, la supervivencia. Como todas las personas tienen que trabajar para vivir, es justo que al trabajo humano se le exija que sea “digno”. Sin embargo, demasiado a menudo sucede que no lo es. A diario hay seres humanos que mueren a causa de condiciones laborales que no se condicen con su dignidad y millones de personas son privadas de su salario digno. Y todos sabemos que no se trata de un fenómeno nuevo, sino de uno muy antiguo. Recordemos lo que ya en 1848 decía el beato Adolfo Kolping acerca de los trabajadores industriales de su época, acerca de los salarios de hambre y del desprecio de la dignidad humana:

“Actualmente, la mayor parte de los trabajadores, aun cuando tengan trabajo, a menudo ni siquiera ganan lo necesario para el pan de todos los días. Hace años que el salario laboral disminuye permanentemente; al aumentar la competencia, se bajaron los precios; el peso recayó sobre el fabricante que se recostó con todo su peso sobre los trabajadores. El peso lo lleva quien está más abajo. Me han mostrado, entre otros, telas que hace tres, cuatro años aún rendían entre diez y doce groschen de plata, pero por los que ahora ya solo se pagan entre cuatro y cinco. Sería interesante comparar el salario de los últimos diez años para los más diversos artículos; la medición arrojaría una escala de la felicidad del pueblo. Cuán a menudo una familia se desloma durante toda la semana tras una larga expectativa desesperada, no logrando reunir, sin embargo, más que dos o tres táleros que, en la situación actual, no sirven de demasiado.

 A eso se suma a veces un trato al trabajador, no tanto de los mismos amos sino de sus subordinados, que suele ser de naturaleza indignante. Y el trabajador tolera, padece, calla, para no apretar aún más el nudo que le han echado al cuello las desgraciadas circunstancias, para no ser estrangulado por él. Que para estos asuntos los juzgados fabriles no son suficientes, lo sabe todo aquel que haya tenido experiencias en estos asuntos. Lo repito una vez más: Nuestra industria actual es egoísmo refinado y frío, como no se ha visto prácticamente peor en el mundo, y ejerce su tiranía sobre amos y siervos como una máquina, que en cierto modo nunca se instaló de forma más palpable. De hecho, la realidad palpable pone armas letales en manos de ciertos enemigos de la humanidad. (Adolfo Kolping, Carta desde el río Wupper de abril de 1848; publicada en el periódico «Rheinisches Kirchenblatt» 5 (1848))

En muchos países, los estándares del buen trabajo han evolucionado decisivamente desde 1848 y las personas gozan de protección legal para que no se las explote poniendo en riesgo su vida. Pero también en aquellas sociedades que se vanaglorian de poseer altos estándares laborales, todavía existe un desprecio estructural por la seguridad laboral, por los salarios mínimos y la coparticipación laboral. En muchas partes del mundo, los estándares de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) con cuyo cumplimiento KOLPING INTERNATIONAL se compromete permanentemente, no se cumplen efectivamente.

Lo que en su momento incentivó a Adolfo Kolping a fundar su Obra, también debe seguir constituyendo nuestra misión: alcémonos contra la explotación y la violación de la dignidad humana. Exijamos a los gobernantes de nuestros países de origen que protejan a los trabajadores y no nos dejemos constreñir al dumping internacional, que consiste en que las empresas solo inviertan allí donde la mano de obra sea más barata de conseguir. Permanezcamos fieles a la misión de Adolfo Kolping. No permitamos, como lo expresa él, que se cierre el nudo que se les echa al cuello a los trabajadores cuando el salario no les alcanza para el sustento de su familia.

El 1º de mayo, nosotros, los hermanos y hermanas Kolping, nos unimos a todas aquellas personas que luchan por un mundo laboral justo. Nos unimos a las y los sindicalistas, a las empresarias y los empresarios, quienes junto con sus trabajadores generan valor y pagan salarios justos, nos unimos a todos aquellos que han perdido familiares a causa de un mundo laboral inhumano.

El 1º de mayo nos recuerda esta misión de Adolfo Kolping. Que con la ayuda de Dios estemos a la altura de esa misión, rogando por su aliento y por la protección de San José Obrero.

Los saludamos con un cordial Fiel a Kolping,

Msgr. Christoph Huber, Prases General
Dr. Markus Demele, Secretario General
Karin Wollgarten, Directora Ejecutiva