Estimados hermanos y hermanas Kolping:

Actualmente experimentamos todos tiempos difíciles en los que de repente nada es como estaba antes y nos urgen miedos y miserias. Tanto más doloroso es que muchos de nosotros ya no pueden celebrar la misa juntos. ¡Pero podemos orar juntos! A partir de hoy quiero invitarles a ustedes cada domingo a participar en un breve impulso espiritual y una oración de domingo. Busquemos un breve momento de la paz para eso y unamos nuestras voces en todo el mundo. Pueden rezar la oración de domingo solo o con la familia. Gustosamente pueden encender una candela para que enviemos un poco de luz a la oscuridad mostrando así nuestra solidaridad mundial. Nuestra fe y nuestra comunidad Kolping nos dará la fuerza de superar con esperanza también estos tiempos.

Suyo Mons. Ottmar Dillenburg, Praeses General

Recomendaciones para el Segundo Domingo de Pascua

Hemos pasado unas Pascuas muy particulares. En medio de la crisis del coronavirus, muchas cosas resultaron diferentes – y también en las próximas semanas y meses muchas cosas seguirán siendo distintas e inusuales.  Tal vez podamos usar especialmente este tiempo, difícil para mucha gente en todo el mundo, para prestar especial atención a todo aquello con lo que nos vemos confrontados en la vida cotidiana; a lo que percibimos en cuanto a preocupaciones y necesidades de las personas, tanto de las que están cerca como de las que están lejos. Intentemos ir por la vida con los ojos y los oídos bien abiertos, con todos nuestros sentidos, dejémonos interpelar, démosle eventualmente también una (nueva) interpretación a nuestra vida, a los éxitos y fracasos profesionales y personales, a las experiencias en la familia, con nuestros conocidos, amigos y desconocidos – a todo aquello con lo que nos topamos a diario.

Adolfo Kolping: “Todos son convocados, muchos escuchan, pocos siguen el llamado”. (Escritos Kolping 9, página 137)

Suyo, Praeses General Mons. Ottmar Dillenburg

Impulso espiritual para el Domingo de Ramos

Al recordar la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén en vista del Domingo de Ramos, podríamos pensar que estamos a punto de ver el final feliz de una gran vida. Pero sabemos que llegará el Viernes Santo y que solo el sufrimiento de la muerte y la resurrección permitirán alcanzar el verdadero punto cúlmine de la vida de Jesús.

La Semana Santa está por comenzar e invita a la reflexión sobre el sufrimiento y la muerte; pero también es una oportunidad para repensar nuestra propia trayectoria de vida – quizá especialmente este año, en que en todo el mundo hay una enorme preocupación por la pandemia del coronavirus:

Pensemos, por ejemplo: ¿qué es importante para mí, cuál es mi objetivo; qué padecimiento, qué cruz tengo que aceptar, qué situaciones difíciles y dolorosas debo enfrentar; dónde hay gente que necesita mi dedicación y mi ayuda?

Para esta Semana Santa y también cuando haya culminado, nos deseo a todos la fuerza de Dios y la confianza en la promesa de Jesucristo: la muerte y el sufrimiento son parte de nuestra esencia humana y de nuestra vida. ¡Pero no tienen la última palabra!

Suyo, Praeses General Mons. Ottmar Dillenburg

Quiero pedirles que en todo el mundo recen la Oración de la Obra Kolping:

Nuestro buen Dios:

De ti viene toda vida y en ti todos los hombres tenemos nuestro origen y nuestro fin. Es tu voluntad que todos los pueblos vivan juntos en paz y libertad y que todos los seres humanos, sin distinción y en igualdad, puedan participar de los bienes de la tierra. Te damos gracias, porque en la comunidad de la Iglesia y de la Obra Kolping podemos experimentar tu presencia y cercanía.

Te pedimos:

Ayúdanos, para que, junto a todos los que creen en ti, te reconozcamos como el Padre de todos los hombres y, por esto, nos comprometamos activamente en la conservación de la creación y en la protección de la vida.

Ayúdanos, para que, junto a todos los que pertenecen a tu Hijo, demos testimonio, en palabra y obra, de tu amor liberador y, por esto, participemos eficazmente en la lucha por superar la pobreza y la miseria, la injusticia y la ignorancia.

Ayúdanos, para que, junto a todos los que se dejan guiar por tu Espíritu, pongamos en práctica en todas partes tu bondad para con los hombres y, por esto, trabajemos con valentía en el desarrollo de nuestra Obra Kolping, en la construcción de una Iglesia de hermanas y hermanos y en la creación de un futuro bueno para todos los hombres.

A ti, Dios nuestro, te damos gracias en comunidad con tu siervo Adolfo Kolping y en nombre de tu Hijo que contigo y con nosotros vive, ahora y por los siglos de los siglos. – Amén.

Oración del Domingo 29/3/2020

Por intercesión del Beato Adolfo Kolping te rogamos, Jesucristo, nuestro Dios y Hermano: Acompáñanos con tu Espíritu Santo en estos tiempos de preocupación y de inseguridad para todo el mundo. Ayúdanos a que el corazón y la razón no vayan por sendas diferentes. Fortalece en nosotros el espíritu del respeto mutuo, de la solidaridad y de la preocupación por el prójimo y danos mucha imaginación para encontrar formas de mantenernos en contacto y poder sentirnos así interiormente muy cerca a pesar de la distancia en el espacio. Amen.