Miles de personas abandonan cada año Rumania en busca de mejor fortuna en otros países de Europa. Las oportunidades de conseguir un trabajo son escasas y el salario en muchos rubros es demasiado bajo como para que la familia esté bien alimentada y pueda llevar una vida digna. Pero así quedan atrás miles de niños con sus abuelos, tíos y tías o vecinos. La televisión alemana mostró en un documental a partir del minuto 18’32 el excepcional trabajo de Kolping en Rumania para los denominados huérfanos del euro.
En Oituz, al sudoeste de Rumania, todos los días al salir de la escuela, unos 45 niños reciben una comida caliente y, sobre todo, mucho cariño y contención. Porque la mayoría de ellos solo suele ver a su mamá y su papá una vez al año y además por poco tiempo.
El Secretario General de KOLPING INTERNATIONAL, Dr. Markus Demele, visitó a las Familias Kolping en Rumania en mayo de este año y se encontró con comunidades muy vitales. “Son los voluntarios y empleados increíblemente comprometidos los que logran una atmósfera dinámica en Kolping Rumania. Cooperan para hacer realidad proyectos como el Centro Infantil en Oituz o el Hotel de Formación de Brașov/Kronstadt”, explicó Demele. Pero también en iniciativas locales más pequeñas, las Familias Kolping realizan un gran aporte. “La Familia Kolping Gheorgheni, por ejemplo, realiza periódicamente kermeses y festejos y recauda dinero para la gran cantidad de personas necesitadas del lugar. Desde el comedor comunitario hasta el cuidado de niños o los cursos para emprendedores, la Familia Kolping se reúne semanalmente en su espacio en la casa parroquial de Gheorgheni y planifica nuevas actividades. El entusiasmo de su gran cantidad de miembros realmente contagia”, percibió Markus Demele durante su visita a Siebenbürgen.