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Kolping fortalece a las mujeres

En todo el mundo, Kolping les da a las mujeres la posibilidad de seguir formándose y de ganar su sustento mediante propuestas de capacitación y microcréditos. Kolping les ayuda a las mujeres a llevar una vida digna a través del “empoderamiento”. Les brinda formación, acceso a títulos, apoyo para que se independicen. La vida de Vilma Limanchi, una mujer boliviana, mejoró considerablemente gracias a Kolping:

Vilma Limanchi tiene 46 años y está sola a cargo de la crianza de sus cuatro hijos. La mayor ya se independizó y constituyó su propia familia. Vilma vive con sus tres hijos menores en un departamento de dos ambientes de 30 metros cuadrados que, a pesar del frío que hace en Potosí, una ciudad ubicada a más de 4000 metros de altura, no tiene calefacción. Comparte el único baño con los demás habitantes del edificio, donde viven numerosas familias.

A pesar de que sus condiciones de vida son extremadamente difíciles, Vilma ha logrado que todos sus hijos vayan a la universidad. Esto solo es posible gracias a Kolping. Hace 15 años que Vilma es miembro de Kolping y en los talleres que ofrece su Familia Kolping aprendió algo que le permite darles la oportunidad de un futuro mejor a sus hijos: según la época del año, fabrica manteles, individuales o almohadas. Para producirlos, instaló un pequeñísimo taller en su pequeña cocina. Una funda de tela, que por supuesto cosió ella misma, protege su bien más preciado: una máquina de coser, que logró adquirir con la ayuda de un microcrédito de Kolping. Además, Kolping le presta alrededor de 700 euros por año para adquirir su provisión anual de telas, pintura y pinceles en La Paz, la capital política del país.

A través de las ferias de venta organizadas por Kolping, Vilma pudo promocionar sus productos y conseguir una cartera de clientes. Especialmente en la época prenavideña tiene mucho que hacer y le alegra que la encargada de los talleres tenga disponibles diseños nuevos todos los años. Hecha la conversión, gana, en promedio, unos 250 euros mensuales. Aunque esta cifra tampoco en Bolivia constituye un ingreso alto, Vilma es ahorrativa y planifica cuidadosamente, para que sus hijos no tengan que salir a trabajar y puedan estudiar. “Sin Kolping, esto no sería posible. Si no hubiera aprendido allí este oficio, tendría que limpiar o lavar ropa para afuera. Y, en ese caso, mis hijos habrían tenido que abandonar el colegio hace rato para salir a trabajar. Kolping es la oportunidad de mi vida y le da la posibilidad de desarrollarse a toda la familia”.

Texto: Katharina Nickoleit