La producción de café es dura y pesada. Esto se aplica en particular a las tierras altas de Honduras, donde los caminos a las plantaciones de café son peligrosos y largos. Los caficultores a menudo tienen que subir y bajar por senderos estrechos hasta cinco veces al día con sacos de hasta 50 kg de peso. Debido a la gran oferta y la falta de máquinas, los intermediarios pagan precios muy bajos, que no recompensan justamente el trabajo duro y apenas pueden cubrir el sustento de los caficultores.

El punto de inflexión se produjo cuando cuatro hermanos fundaron una Familia Kolping. Ellos eran caficultores y querían cambiar estas malas condiciones de trabajo. Con una ayuda inicial de Kolping pudieron comprar algunas plantas de café y fueron apoyados por Kolping con capacitaciones sobre el proceso de producción.

Esto permitió a los cuatro hermanos producir café de mayor calidad. Gracias a los nuevos conocimientos adquiridos sobre el proceso de producción, ahora pueden actuar como una sola entidad frente a los intermediarios y exigir precios significativamente más altos. Gracias a la prefinanciación pueden estar seguros de la financiación incluso antes de la cosecha. Más y más caficultores se unieron a ellos y ahora pueden ganarse la vida con la cosecha de café.